LA CONSTRUCCIÓN SEGÚN JUAN JOSÉ NADAL

Tatarabuelo de mi tatarabuelo

Este artículo fue presentado como comunicación en el XI Congreso Nacional de Historia de la Construcción, organizado por la Sociedad Española de Historia de la Construcción y celebrado en el Palacio de la Audicencia de Soria entre los días 9-12 de octubre de 2019. El hallazgo de un pleito civil en el Archivo Histórico Provincial de Zaragoza entre Juan José Nadal y el Ayuntamiento de Quinto (Zaragoza), nos develó valiosa información sobre la forma de proyectar y construir de este maestro alarife de la primera mitad del siglo XVIII. Esto, unido a otros documentos e informaciones en los que venimos trabajando varios años sobre el antepasado del arquitecto Rafael Guastavino, han dado como resultado este interesante artículo que aporta grandes novedades a la figura de Nadal.

VEGAS, F., & MILETO, C., CANTERO SOLÍS V.M. “La construcción según Juan José Nadal”, en Huerta, S. (ed.), Actas del Undécimo Congreso Nacional de Historia de la Construcción, Soria, 9-12 octubre 2019, Soria, Instituto Juan de Herrera, Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid, 2019.

Para ver el artículo completo pincha aquí: La Construcción según Juan José Nadal

Aprovecho la ocasión para agradecer a los coautores Fernando Vegas y Camilla Mileto su constante e inestimable ayuda, en este y otros trabajos. 

Fuente: Archivo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, (ARABASF). 1757a. A-4440, 01-VII-1756

RESUMEN

El maestro de obras Juan José Nadal (Belchite ca.1690 – Torreblanca 1762) tatarabuelo del famoso arquitecto Rafael Guastavino Moreno, fue un aventajado de su generación destacando sobre todo en el diseño y la construcción de iglesias en las provincias de Zaragoza, Teruel y Castellón. Apenas se conocen algunas de las más de veinte iglesias que afirmaba haber diseñado y construido hacia el final de su vida, en su solicitud de acceso a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en Madrid. En efecto, en ese documento el propio Nadal afirmaba haber comenzado en el oficio en 1710 y haber dirigido la construcción de 22 templos. Reconocía humildemente sobre su obra que «aunque corta de cumplimientos es rica de voluntad». Esto demuestra su ambición por una proyección mayor de su obra, desarrollada fundamentalmente en ámbito rural y aislado. Pese a ello, se mostró siempre bien informado de lo que ocurría en centros urbanos de poder como lo demuestra esa solicitud para ser admitido como académico de mérito en la Academia madrileña, siendo el primer arquiteto aragonés en conseguirlo. 

BIBLIOTECA PARTICULAR DE NADAL

A ello contribuiría con toda seguridad su amplia cultura libresca, a la que autores como Bautista Damià y Gil Saura ya se han referido y, nosotros, con este artículo hemos reforzado. El acta notarial de la distribución de la herencia de Leonor Puigvert, viuda en segundas nupcias de José Nadal, refleja la cesión de tres libros grandes y uno mediano a su hijo Jaime Nadal, fruto de su primer matrimonio, que formaba parte de una biblioteca mayor, ya en parte dispersa por aquel entonces. De hecho, se sabe que Leonor Puigvert vendió los nueve tomos de la primera edición del Compendio Matemático del Padre Tosca a Fray Manuel Bellmunt y Manrique. Actualmente, el Tomo 8º se conserva en la Biblioteca Histórica de la Universitat de Valencia con la siguiente anotación desvelada por la Dra. Yolanda Gil: «Soy de Fray Manuel Bellmunt y Manrique, compre los nueve tomos de la viuda de Joseph Nadal Mº de obras que empezó la Yglesia de Villarreal y murió en Torreblanca en su casa».

También poseía otros libros como el Arte y uso de architectura de Fray Lorenzo de San Nicolás, al que citaba en innumerables ocasiones. Remite a Domenico Fontana, además de en su solicitud de ingreso en la Academia en 1757, en el contrato para la capilla de Santa Ana para la iglesia de la Asunción de la villa de Quinto, y en la visura que realiza para Nª Sª del Lledó (1754), donde se refiere específicamente al libro Della Trasportazione dell’obelisco vaticano de Domenico Fontana. Otro libro destacado que poseía sin duda en su biblioteca es el Tratado de Vignola denominado Regla de las cinco órdenes de architettura, probablemente en una de las ediciones que se hicieron en español. En 1743 Nadal nombra a Vignola con mucha precisión cuando describe cómo hacer la anticurva de la basa de un orden arquitectónico en la escritura de capitulación de la capilla de Quinto. Su biblioteca personal probablemente incluía también el Tratado de Serlio, a la luz del dibujo de arco de triunfo que presenta para solicitar el ingreso en la Academia de San Fernando que está inspirado en el dibujo XXIX de Libro IV o el Extraordinario Libro di Architettura de Sebastián Serlio (1560), si atendemos al diseño realizado por Nadal para la Puerta de la Pescadería del templo de San Jaime de Villarreal, que parece inspirado en una lámina de este libro descriptiva del ordine bestiale. Se ha señalado también una posible inspiración en los tratados de Philibert de l’Orme o el de Brizguz Brú. Sin embargo, hasta donde se sabe, Nadal no hizo en ningún caso referencias escritas a estos tratados ni, especialmente, a los libros de Serlio, sino que los empleó como ejemplo o modelo para proyectar al final de su trayectoria desde 1752.

EL CONTRATO PARA LA CAPILLA DE SANTA ANA EN QUINTO (ZARAGOZA)

En 1743 el Ayuntamiento de la Villa de Quinto encargó a Juan José Nadal el diseño y la construcción de una capilla dedicada a Santa Ana en la iglesia parroquial de la Asunción de la misma localidad. Se trata de un encargo hasta ahora inédito y desconocido. El proyecto no se llevó a cabo porque Juan José Nadal no presentó a tiempo los avales necesarios. El Ayuntamiento contrató finalmente a Nicolás Bielsa, un joven alarife procedente de Belchite que asumió el diseño y la construcción de una capilla similar por la mitad del precio. Nadal denunció al ayuntamiento pero perdió el juicio y fue condenado a pagar las costas, que no abonó, de modo que terminó sufriendo un embargo de sus bienes. 

El documento describe los avatares y el desenlace trágico de la historia de este encargo, además de analizar el diseño, el replanteo y la puesta en obra de la capilla, con especial referencia al tratado de Fray Lorenzo de San Nicolás, autor al que, como ya se ha dicho, Juan José Nadal veneraba. Asimismo, el documento desvela los procedimientos constructivos empleados, en particular y con especial atención, a la confección de los hormigones y morteros de cal en caliente, que le permitían el fraguado rápido y eficaz que necesitaba en obra, frente a los hormigones y morteros de cemento natural y cemento Portland que empleó su tataranieto Guastavino ya en la segunda mitad del siglo XIX.

MATERIALES

En la memoria del proyecto, Juan José Nadal determinaba los materiales que debía suministrar el Ayuntamiento, como era costumbre en la época. Estos eran cal, arena de mina o río (siguiendo el criterio de calidad indicado por Fray Lorenzo de San Nicolás), yeso, ladrillo, teja y piedra si fuera menester para la mampostería, y piedra de rambla o canto rodado para la cimentación. Los cantos debían tener calidad suficiente, estar limpios o ser de piedra bien sólida, evitando emplear areniscas, tobas, etc. Asimismo, reclamaba el suministro de capazos, maromas, pozales, artesones, agua, madera para los andamios y los telares o cercos de los vanos, clavos, herramientas para excavar zanjas, etc. Requería también la presencia de varias profesiones asociadas, como carpinteros o tallistas. A juzgar por la memoria, Juan José Nadal empleaba el mortero de cal para los cimientos, y un trabadillo de cal y yeso para aparejar la fábrica hasta una altura de 1,80 m, hasta salvar las zonas de posible ascensión de humedad por capilaridad, para posteriormente construir con yeso como único aglomerante de los muros de ladrillo.

Nadal recomendaba la dosificación habitual en el Reino de Valencia, esto es, de dos partes de cal por cada tres de arena, si la arena no era de muy buena calidad, o de una parte de cal por dos de arena, si se trataba de arena de mina limpia de tierra y con una buena granulometría “…que sea entre grano gordo y menuda…”. Posteriormente recomendaba poner la mezcla a la sombra durante quince días e incluso cubrirla con medio palmo de arena en toda su extensión para evitar que el sol le reste vigor, de modo similar a Fray Lorenzo de San Nicolás, que en su tratado recomienda guardarla en un lugar húmedo y eventualmente cubrirla con un poco de arena por encima. Se trataba según sus palabras de que “…se conserve con su misma humedad mas mantecosa y que los ayres no la destruyan…”

Lo más llamativo de su descripción es que, con este procedimiento, afirmaba que en muchas ocasiones: “…y es especial en la de Cantavieja, que a los ocho días gastada probándola con un pico, saltaba fuego como si fuese un pedernal, esto me sucedió seis a más veces…”. Esta afirmación tiene dos implicaciones importantes. En primer lugar, se trata de una obra cuyas trazas y construcción tradicionalmente se habían atribuido exclusivamente a su hermano Antonio Nadal, y no de manera cuando menos compartida, a Juan José Nadal. En segundo lugar y no menos importante, tanto los detalles del procedimiento descrito para la preparación de la cal, más explícitos que el texto de Fray Lorenzo de San Nicolás, como el fraguado extraordinariamente rápido y eficaz de la masa de cal y canto indican claramente que Juan José Nadal empleaba morteros de cal mezclados en caliente. La reactividad de la cal en contacto con el árido durante el proceso de apagado en un mortero mezclado en caliente acelera el fraguado, facilita la carbonatación e incluso parece mejorar su resistencia a compresión.

CONCLUSIÓN

Juan José Nadal sumaba a su experiencia práctica en múltiples obras, cierta cultura libresca basada en los principales tratados de arquitectura de referencia en la época. Ambas, le sirivieron de aval para ser admitido en la Real Academia de San Fernando al poco tiempo de su creación. El documento sobre la capilla de Quinto, inédito hasta el momento, revela nuevos datos sobre sus soluciones y procesos constructivos. Hace especial hincapié en el empleo de morteros de cal mezclados en caliente con extraordinarias prestaciones de fraguado. La comparación de estos morteros de Nadal con los empleados por su tataranieto Rafael Guastavino Moreno un siglo más tarde brinda la medida de la distancia técnica y la evolución con el advenimiento de los morteros de cemento, si bien ambos parecen compartir un extraordinario conocimiento de los arcanos de sus secretos, alquimias y procedimientos. 

Bibliografía

  • BAUTISTA GARCÍA, J.D. 2002. Esglésies-Saló del segle XVIII a les comarques valencianes. Castellón: Fundación Dávalos Fletcher.

  • GIL SAURA, Yolanda. 2004. Arquitectura barroca en Castellón. Castellón: Diputación de Castellón.

  • PUIG, J. 1932. Capbreu d’algunes persones distinguides d’Ares del Maestre. Boletín de la Sociedad Castellonense de Cultura. Tomo XIII.

  • VEGAS, F., & MILETO, C. 2012. Guastavino y el eslabón perdido. Construyendo bóvedas tabicadas: actas del Simposio Internacional sobre bóvedas tabicadas. Valencia: Editorial Universitat Politècnica de València.

  • AHPZ. J/010201/000003. 1744. Expediente civil de Juan José Nadal, maestro alarife de Torrijos, contra el ayuntamiento de Quinto, sobre la construcción de una capilla.

  • RABBAASF. 1757a. Planos presentados por Juan José Nadal a la Academia de San Fernando de Madrid para la obtención del título de académico de mérito de 1757. A-4440 (fechados en 02-07-1756).

  • RABBAASF. 1757b. Junta ordinaria 14-IV- 1757, 81/3, fol. 66 r-v.

  • A.H.P.C. 1772, TENA, Joseph de, Prot. 824, fol. 13r-15r, 22-I-1772, inventario de los bienes recayentes en las herencias de Juan Joseph Nadal y consorte.

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