EL ARQUITECTO RAFAEL GUSTAVINO (1842-1908): OBRA EN CUATRO ACTOS

Esta entrada es un resumen del artículo publicado por la revista  Ars Longa del departamento de Historia del Arte. Fue publicado en su número 26 correspondiente al año 2017.

El artículo fue redactado de manera conjunta por Fernando Vegas, Camilla Mileto y yo, Víctor M. Cantero. La idea de escribir este artículo nace de la necesidad de sacar a la luz numerosas informaciones hasta la fecha inéditas que sobre el arquitecto habíamos ido descubriendo los últimos años y, considerábamos que sería interesante ponerlas en conocimiento de los seguidores de la figura del arquitecto valenciano. Eran noticias dispersas, que abarcaban casi toda la vida de Rafael Guastavino a modo de pequeñas piezas de un mosaico al que había que dar sentido. Se hizo finalmente como si de una obra de teatro se tratase, diviviendo cada una de las temáticas en distintos ‘actos’. Cada uno, aborda oficios que marcaron la vida de nuestro protagonista desde temprana edad hasta su lecho de muerte. A continuación, voy a describir de manera breve cada uno de estos ‘actos’ y al final del todo pondré el enlace de acceso al artículo completo en su versión digital. 

Aprovecho la ocasión para agradecer a los coautores Fernando Vegas y Camilla Mileto su constante e inestimable ayuda, en este y otros trabajos. 

PRIMER ACTO: LA MÚSICA

Era de sobra conocido que Rafael Guastavino recibió en su infancia clases de violín y que en algún momento mostró intención de llegar a ser intérprete profesional. No sucedió así aunque seguiría tocando el violín el resto de su vida. En algunos de sus escritos, el propio Rafael Guastavino comparaba la arquitectura y la música en estos términos: «En arquitectura, lo mismo que en el arte musical, es más necesario que en escultura o en pintura crear por grados los elementos indispensables, porque en estas últimas el artista es por sí mismo el ejecutor directo, mientras que en música o arquitectura tiene necesidad de ejecutantes que sean el medio a favor del cual pueda presentar sus ideas al público». 

Pero, ¿de dónde procedía la melomanía del arquitecto Rafael Guastavino? Según pudimos descubrir, su abuelo paterno Davide Giuseppe Guastavino natural de Varazze, Liguria (Italia) era constructor de pianos, profesor de música y templador de claves. Desempeñó su profesión primero en Barcelona, y luego en Mallorca, Valencia y Madrid donde falleció entre finales de 1832 y principios de 1833. Según se desprende de la documentación consultada, parece que podía ir siguiendo los pasos de Francisco Andreví sacerdote, organista y maestro de capilla, pues la trayectoria de este maestro natural de Sanahuja y la del abuelo de Rafael presenta un sorprendente paralelismo. Cuando Davide G. Guastavino murió en la capital, acababa de realizar un trabajo de «composición del piano de cola» de la Real Capilla del Colegio de Niños Cantores, que dirigía el mismo Andreví. Sorprende que David Guastavino realizara este trabajo anteponiendose a los encargados del mantenimiento de los instrumentos en la Real Capilla, Jorge Bosch y Juan Vergara. Pero todavía sorprende más que lo hiciera por más del doble, ya que mientras Bosch y Vergara recibían un salario mensual de 50 reales, David Guastavino recibió 120 por un trabajo puntual. 

Además de su abuelo, también su padre, Rafael Guastavino Buch, ejerció toda su vida como carpintero ebanista y constructor de pianos principalmente en Valencia. También Antonio, hermano mayor de Rafael, dedicó su vida a la música igual que lo harían su tío Antonio Guastavino Buch y su primo hermano Antonio Guastavino Escribá.

SEGUNDO ACTO: LA CARPINTERÍA

La madera en épocas anteriores era la materia prima común para carpinteros y constructores de pianos, por este motivo no quedaban tan lejos un oficio de otro. Ya se conocía la participación de Rafael Guastavino Buch, padre del arquitecto, en alguna obra privada en la ciudad de Valencia gracias a las licencias conservadas en el Archivo Histórico Municipal. Sin embargo, no teníamos evidencias documentales de su vinculación al Gremio de Carpinteros, algo que hemos resuelto al localizar referencias que nos dicen que pertenció al citado gremio al menos desde 1859. Localizamos un documento en el Archivo del Reino de Valencia en el que figura como vocal en una Junta General celebrada el 26 de febrero de 1859 en la que se redactaron los estatutos para una escuela de carpintería gratuita para jóvenes aprendices. Diez años más tarde en otra Junta General, se leyó un escrito en el que Rafael Guastavino Buch y dos de sus hijos, Carlos y Manuel habían construido el pasamano a la castellana de la escalera de la Casa Gremio. 

TERCER ACTO: LA VITIVINICULTURA

En torno a los años 1859-60 Rafael Guastavino Moreno se traslada a Barcelona bajo el amparo de su tío Ramón, un potente empresario textil. Gracias a él, seguramente Rafael entró en contacto con numerosos empresarios de la burguesía catalana, como por ejemplo Lorenzo Oliver Soler (1822-1885). Además de convertirse en buen amigo de Rafael Guastavino, fue también compañero de inversiones. Precisamente, Lorenzo Soler había adquirido unos terrenos en Almudévar (Huesca) que destinó al cultivo de la vid y del cereal. Gracias a una pista ofrecida por el investigador Benet Oliva i Ricós, descubrimos que Guastavino hizo lo propio adquiriendo un terreno adyacente al de su amigo, y sumado a otros que fue comprando a lo largo de varios años, fundó la Colonia de San Ginés para la explotación vitinícola. 

No se prolongó por muchos años esta empresa del entonces ya arquitecto, pero sus vinos llamados ‘Vinos Guastavino’ llegaron a obtener una medalla de bronce en una exposición de industria en la ciudad cubana de Matanzas en el verano de 1878. En el Anuario Comercial de Carlos Bailly Bailliere de 1881 consta un comercio de vinos y licores cuyo propietario era un tal Guastavino situado en la madrileña calle de Atocha número 88.

En la Colonia de San Ginés exisitieron unas edificaciones de las que quedan aún hoy algunas ruinas, aunque no hemos podido determinar si los edificios originales se debieron a la mano de Rafael o no. En marzo de 2017 estuve allí y saqué algunas fotografías a las ruinas. Estas son las coordenadas de Google Maps, 42.086122, -0.464812.

Según revela la documentación notarial de la época las edificaciones eran las siguientes:

– Una casa de labranza de dos alturas con sus cuadras y su pajar. 

– Un edificio también de dos alturas destinado a bodega y almacenes.

– Un molino harinero de tres alturas, con cuadras y un arroyo caudaloso a los pies.

Imagen 1. Entorno rural de la Colonia de San Ginés
Foto: Víctor M. Cantero, 2017. 
Imagen 2. Posibles ruinas de la casa de labranza
Foto: Víctor M. Cantero, 2017.

 Imagen 3. Posibles ruinas de la bodega y almacenes
Foto: Víctor M. Cantero, 2017
Imagen 4. Posibles ruinas del antiguo molino
Foto: Víctor M. Cantero, 2017.

CUARTO ACTO: LA ARQUITECTURA

En este cuarto y último acto, aportamos alguna nueva pista a través de la cual pensamos que Rafael Guastavino conoció la figura de su tatarabuelo Juan José Nadal, maestro alarife, avezado constructor de bóvedas tabicadas. Esta técnica constructiva se caracteriza por su ligereza y extrema resistencia estructural e ignífuga gracias a sus principales materiales, el ladrillo, el mortero de cal y la pasta de yeso. Rafael Guastavino hereda el conocimiento de esta técnica y le aporta un nuevo material entonces de reciente invención: el mortero de cemento, que ofrecía mayor impermeabilidad y mayor rapidez de fraguado que el mortero de cal. 

En sus primeras obras en el Ensanche de Barcelona llegó a importar cemento Portland desde Inglaterra pero, los portes eran demasiados caros por lo que debía encontrar un productor de cemento más cercano y de confianza. 

Cercana a la Colonia de San Ginés donde el arquitecto producía su vino, se encuentra la localidad de Tardienta en la que vivía un galeno natural de Huesca llamado Rafael Montestruc Mored. Además de médico se dedicaba a la industria y dirigía una fábrica de yesos y cemento romano al menos desde 1868 según muestran anuncios en prensa local de la época. Se encontraba junto a la estación de F.F.C.C. de Tardienta que funcionaba desde 1864, por la que daría salida a sus productos. Rafael Guastavino entró en contacto con Montestruc probablemente en los inicios de la década de los 70, y le regaló el libro Recherches Expérimentales sur les Chaux de Construction, les Betons et les Mortiers ordinaires, de Louis Joseph Vicat, entonces referente internacional para la producción de cemento en el siglo XIX. De esta manera se aseguraba Guastavino un productor de cemento Portland de confianza durante los años que le quedaron antes de partir a los Estados Unidos en 1881.

Imagen 5. Estado actual de la antigua Fábrica de yesos Montestruc en Tardienta (Huesca).
Foto: Víctor M. Cantero, 2017
Artículo completo en Ars Longa

Bibliografía

  • Artículo completo en Ars Longa

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