Aquí presento un breve extracto de lo que ha sido mi Trabajo Final de Máster de Profesorado de ESO y BACH. Aprovechando la oportunidad que me ha ofrecido el Máster, he desarrollado una investigación sobre el primer Instituto de Educación Secundaria en la ciudad de Valencia. La intención ha sido arrojar un poco más de luz a los orígenes de ese primer Instituto partiendo de estudios precedentes de autores locales.
METODOLOGÍA
El punto de inicio ha sido el legado bibliográfico de autores principalmente locales que con anterioridad dedicaron su esfuerzo a investigar sobre el Instituto Luis Vives. Al final se muestra un listado bibliográfico con sus obras. A partir de aquí, fijé el objeto de estudio principal de mi investigación, que era conocer los orígenes de ese Instituto. La mayoría de esos autores profundizan en su historia sólo a partir de 1859 momento en el que se independiza administrativamente de la Universidad. No obstante, aunque sí reparan en que se estableció en 1845 a raíz de la primera ley que reguló promenorizadamente la Enseñanza Media o Secundaria apenas se adentran en sus orígenes. Y ese es precisamente el punto de partida, para ello, he consultado documentación histórica en dos principales archivos de la ciudad: el Histórico de la Universidad de Valencia situado en la Avd. Blasco Ibáñez en la Facultad de Filosofía y Ciencias de la Educación; y en el Archivo Histórico de la Comunidad Valenciana.
La mayoría de esos autores profundizan en su historia sólo a partir de 1859 momento en el que se independiza administrativamente de la Universidad.
MARCO LEGAL
La creación de los institutos en España hunde sus raíces en la década de los 30 del siglo XIX, si bien, su construcción ideológica y legal se fue construyendo casi desde la misma Constitución de Cádiz. En 1824 Francisco Tadeo Calomarde llevó a cabo uno de los primeros pasos que llevarían a la configuración oficial de los institutos a partir de 1845. Éste, dividió las universidades en Facultades Menores y Facultades Mayores. En las primeras, se ofrecerían los estudios comunes de Filosofía a la postre la Educación Media o Secundaria y, en las segundas, los especiales o superiores.
1813: el poeta Manuel José Quintana (1772-1857) leyó en sesión de Cortes su Informe para proponer los medios de proceder al arreglo de las diversas ramas de instrucción pública.
1824: Francisco Tadeo Calomarde (1773-1824) redactó el Plan Calomarde, dedicado exclusivamente a reformar los estudios universitarios. Los dividió en comunes a cursar en Facultades Menores de Filosofía y, los especiales, ofrecidos por las Facultades Mayores (Teología, Leyes, Cánones y Medicina).
1836: Angel de Saavedra (1791-1865), Duque de Rivas publicó en un Suplemento de la Gaceta de Madrid de 9 de agosto de 1836 según Real Decreto de 4 agosto anterior, el Plan General de Instrucción Pública en el que definió los establecimientos públicos de Segunda Enseñanza con el nombre de ‘Institutos’. Cualquier otro centro no público de enseñanza secundaria o media se llamaría Colegio, Liceo, Cátedra, etc. pero nunca Instituto. Propuso que fuera de primera, de segunda o de tercera clase. La enseñanza que impartirían sería Elemental y Superior siendo la primera más genérica y gradual que la segunda, siendo esta, la destinada al ejercicio de las diferentes profesiones. Pese a no llegar a tener vigor, esta propuesta sirvió de sustento a la publicada en 1845 por el entonces ministro Pedro José Pidal, verdadera piedra de toque para la creación y establecimiento de los Institutos en España.
1845: Pedro José Pidal (1799-1865), ministro de Gobernación redacta el Plan General de Estudios o «Plan Pidal» con el que pretendía estabilizar la Educación Secundaria y servir de sustento a los institutos que de forma dispersa existían por todo el país. Trató de definir todos los aspectos relativos a su implantación, como las poblaciones que los acogerían, las clases de Institutos en función de los recursos de cada provincia, su vinculación universitaria o no, y si llevarían adjuntos colegios de internos o pensionados. Por supuesto, se preocupó también de dar forma al programa de estudios, que tomando como modelo el Plan del Duque de Rivas, dividió en elemental y de ampliación con una duración que sería de cinco y dos años respectivamente. Definió los grados académicos e indicó los requisitos para que un alumno alcanzase cada uno de ellos en función de sus posibilidades familiares e intereses particulares.
Tomando como modelo el Plan del Duque de Rivas, dividió en elemental y de ampliación con una duración que sería de cinco y dos años respectivamente.
LA APERTURA DEL INSTITUTO
El Instituto de Segunda Enseñanza de Valencia nació en el seno de la Universidad Literaria abriendo sus puertas el 2 de noviembre del curso 1845-1846. Esteban Sanchis Barrachina escribió en 1882 sobre esta circunstancia que el Instituto “arrastraba una existencia prestada y que carecía de acción peculiar y propia”. Todo le era ajeno y prestado, “sus gabinetes, su biblioteca y su secretaría no eran otros que los de la misma Universidad”.
Todo le era ajeno y prestado, “sus gabinetes, su biblioteca y su secretaría no eran otros que los de la misma Universidad”.
PRIMER CURSO: 1845-1846
El Plan Pidal estructuró la enseñanza secundaria en Elemental a cursar en 5 años, y la de Ampliación, con dos líneas, de Letras y Ciencias, destinadas al acceso de las carreras superiores. Se ofreció una asignatura por cada uno de los cinco años del ciclo elemental, no como dictaba el Plan Pidal con tres asignaturas por año. Un alumno que superase cada curso, finalizando el quinto año con éxito, pasaba una prueba de reválida que en caso de superarse le permitía obtener el título de Bachiller en Filosofía. Para obtener el grado de Licenciado en Letras o Ciencias un alumno debía cursar al menos, dos asignaturas de cada especialidad y, si conseguía ambas, alcanzaba el grado de Licenciado en Filosofía. Este primer curso se matricularon algo más de 600 alumnos en el ciclo elemental, y alrededor de 200 en el de ampliación, de los cuales 144 lo hicieron en Letras y 60 en Ciencias.
Para obtener el grado de Licenciado en Letras o Ciencias un alumno debía cursar al menos, dos asignaturas de cada especialidad y, si conseguía ambas, alcanzaba el grado de Licenciado en Filosofía.
PROFESORES
Antes de la reforma liberal en España, los profesores de colegios y universidades habían sido principalmente clérigos. Ellos, habían ejercido un poder hegemónico en la tarea educativa llegando a imprimir en las diversas instituciones comportamientos y formas sacerdotales en vestimentas, ritos y gesticulaciones. Con el liberalismo, la Universidad pasó a depender del Estado y de la Administración Pública, creándose un nuevo sistema educativo. Era necesario cubrirlo y dotarlo de profesionales cualificados, quienes mediante oposición, formarían un cuerpo de funcionarios públicos, los catedráticos. Sirera señalaba la paradoja existente en la situación de los profesionales que iban a cubrir esos puestos, pues habían sido formados precisamente, en las instituciones académicas que se pretendía sustituir.
El claustro del primer curso, estaba formado en su mayoría por los catedráticos universitarios destacando nombres como los de Francisco Villalba y Montesinos, Joaquín Agostí y Mora, Ramón Teruel Ferrer, José Pizcueta Donday, José Monserrat Ruitort, Pedro Ariño y Teruel, Ignacio Vidal Cros o Francisco Asensi Verge entre otros. A medida que avanzaban los cursos se fueron incoporando nuevos profesores sonando nombres como los de Jacinto Asenjo Aranguyen, Miguel Vicente Almazán, José Arigo Torralba o el ilustre cronista de la ciudad Vicente Boix Ricarte.
Antes de la reforma liberal en España, los profesores de colegios y universidades habían sido principalmente clérigos.
INDEPENDENCIA ADMINISTRATIVA pero NECESIDAD DE TRASLADO
1859: El Instituto adquiere independencia administrativa y deja de compartir secretaría con la Universidad, no obstante sigue instalado en el edificio de la Nau lo que ocasionaba algunos problemas. La Memoria del curso 1860-1861 redactada por el entonces secretario del Instituto Vicente Boix dejó constancia de ello: «el Instituto hospedado, si se me permite esta frase, en la antigua Universidad, ni puede mejorar sus condiciones, ni posee recursos para ello». Aunque más crítico fue José Gandía en la Memoria del curso 1864-1865: «el excesivo número que se reúne en las más de las clases, lo angustioso de los locales en donde se tienen tanto por la estrechez de algunos como por la forma y mala disposición de los asientos de todos y hasta por la escasez de luz en una buena parte del día y aún del curso escolar».
TRASLADO
1869: En el curso 1869-1870 tuvo lugar el tan esperado traslado de inmueble y tras unas obras de adecuación dirigidas por el arquitecto municipal Timoteo Calvo Ibarra, el Instituto se instala en el antiguo Colegio de San Pablo, lugar que todavía hoy ocupa como Instituto de Educación Secundaria Luis Vives.